El lado oscuro de ChatGPT: datos que jamás deberías compartir
Los chatbots de inteligencia artificial han revolucionado la forma en que interactuamos con la tecnología. Sin embargo, no todo es positivo: compartir información sin precaución puede poner en riesgo tu privacidad y seguridad.

En los últimos años, los chatbots de inteligencia artificial han evolucionado a pasos agigantados. Modelos como ChatGPT pueden responder preguntas complejas, generar contenido en segundos e incluso mantener conversaciones fluidas con los usuarios. Sin embargo, tras meses de uso, muchos han descubierto que estas herramientas también presentan riesgos, especialmente en lo que respecta a la privacidad y la seguridad de los datos personales.
Los sistemas de IA como ChatGPT están diseñados para mejorar constantemente a través del aprendizaje automático. Su base de datos crece con cada conversación, lo que significa que cualquier dato que un usuario proporcione podría ser almacenado y reutilizado. Aunque OpenAI, la empresa detrás de esta tecnología, asegura contar con medidas de seguridad, el uso indebido de información sigue siendo una preocupación.
¿Qué datos recopilan los chatbots?
Estos modelos de lenguaje se entrenan con grandes volúmenes de información obtenida de internet. Sin embargo, su aprendizaje no se detiene ahí. A medida que los usuarios interactúan con ellos, los chatbots pueden registrar fragmentos de texto, patrones de conversación e incluso información personal.
El principal problema radica en la falta de regulaciones claras sobre el uso de estos datos. Mientras las empresas detrás de estas herramientas afirman que la información se emplea para mejorar el rendimiento del modelo, no siempre queda claro cómo se protege ni si en algún momento podría quedar expuesta.
Riesgos de privacidad: lo que nunca debes compartir
Si bien los chatbots pueden facilitar muchas tareas, es crucial ser consciente de los riesgos que implican. Entre los datos que nunca se deben proporcionar a ChatGPT se encuentran:
- Información personal: nombre completo, dirección, correo electrónico o número de teléfono.
- Datos bancarios y contraseñas: nunca se deben almacenar credenciales en chats con IA.
- Información confidencial de trabajo: varias empresas ya han prohibido el uso de ChatGPT en el entorno laboral por el riesgo de filtraciones.
- Opiniones sensibles: compartir posturas políticas, religiosas o ideológicas podría ser analizado por las empresas que desarrollan estos modelos.
A pesar de que OpenAI ha implementado opciones como la desactivación del historial de chat, los datos aún pueden ser vulnerables a ciberataques. Ante la falta de normativas específicas sobre el almacenamiento y uso de la información, la mejor estrategia es ser precavido y evitar compartir cualquier dato sensible con los chatbots de inteligencia artificial.